sábado, 9 de septiembre de 2017

Andres Roca Rey indulta al cuarto de la tarde en Albacete



Faena histórica de Roca Rey que indulta al cuarto de la tarde, 'Orgullito' n°55, colorao, y de 517 kilos de peso. Emoción a raudales en el centenario coso.
Roca Rey cuajó una faena historica de principio a fin hasta acabar indultándolo. Pleno de facultades,
y soberbiopor ambas manos, Andres lo toreó con poderío, temple,  un faenón cumbre con valor en la que el público acabó rendido a los pies. Pidieron el indulto de manera apoteósica y el astado, de nombre Orgullito #55 fue indultado, un toro extraordinario de Garcigrande. Dos orejas y rabo simbólicas para Roca Rey,




Feria de la Virgen de Los Llanos.
Toros de Domingo Hernández y Garcigrande
David Fandila ‘El Fandi’, oreja y ovacion;
Miguel Ángel Perera, oreja y  ovacion;
Alejandro Talavante, oreja y dos orejas ;
Roca Rey,  dos orejas y rabo. (vuelta al ruedo con el ganadero) y Dos orejas en el cierra puerta.





Leopoldo Zuzunaga

"Andrés Rey vino a poner las cosas en su sitio. Y un sensacional Orgullito también. El indulto, si quieren, atribúyanlo a la desmesura de la efeméride. O no. Pero la polémica no debe tapar ni una faena descomunal ni un toro fuera de serie. El terremoto peruano fue calma, temple, lentitud y pureza; el toreo embraguetado, roto y sereno. Todo por abajo. Las arrojadas locuras de chispazos de péndulos (en la obertura), arrucinas y gestos de valor desencadenado quedaron en un plano secundario frente al clasicismo fundamental, los tridimensionales pases de pecho o los acompasados cambios de mano. Y el garcigrande superlativo que respondió con su prontitud deslumbrante, la bravura tamizada de calidad, el ritmo sostenido, la entrega absoluta. Roca Rey se empeñó en perdonarle la vida. Cuando la obra más importante y redonda de su temporada, una obra maestra, tocaba a su fin, el público enardecido comenzó a gritar contra la muerte. Que es el fin último del toro. La esencia de la tauromaquia. Y siguió toreando desafiante, sin importarle que el presidente Coy le enviase el aviso y ordenase que empuñara la espada. Orgullito también se opuso y jamás paró de embestir. Hasta el final. El pañuelo naranja asomó en el palco y el Cóndor de Perú todavía dibujó una serie fabulosa camino del sueño del campo charro. Las dos orejas y el rabo simbólicos los paseó el soberbio torero junto a Justo Hernández". (ZAVALA DE LA SERNA)

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