lunes, 20 de abril de 2020

DIEGO PUERTA, VALOR ESPARTANO







 Por; Luis Muñoz Palomo

REFRANES Y FRASES TAURINAS.

Para saber lo que es el toro y el toreo, hay que “ roar “ por los morrillos.



LOS COMIENZOS DE DIEGO PUERTA.

Corría el año 1957 cuando la localidad pacense de Alburquerque organizó una novillada sin
picadores. En ella se anunciaba un joven aún poco conocido en el mundo taurino, un joven de 16 años que intentaba abrirse camino llamado Diego Puerta. Al llegar al coso extremeño las cuadrillas y el propio novillero, observaron como, en lugar de utreros, esperaban en los corrales morlacos de más de 400 Kilos de peso. Al negarse a lidiar aquellos toracos, las autoridades decidieron meterlos a todos en el calabozo municipal, donde pasaron cuatro largos días.
Aquel muchacho, mientras aguardaba su puesta en libertad, escuchaba cada día al pregonero del pueblo que, con toque de trompetilla anunciaba el tiempo del día, los sucesos del pueblo y terminaba su discurso con la frase “ Y los toreros siguen en la cárcel “ esta pequeña aventura le sucedió a alguien que años después alcanzaría la gloria del toreo y se convertiría en una primera figura de esta maravillosa fiesta.
Diego Puerta Dianez nació en El Barrio sevillano de San Bernardo, donde nacieron muchos toreros al lado del matadero municipal, el día 28 de Mayo del año 1941.
Diego Puerta, al que le llamaban aunque a él no le gustaba Diego Valor, por la enorme capacidad para superar las muchas y gravísimas cornadas recibidas ( 58 en total ) en su vida torera, falleció en Sevilla a los 70 años de edad. Sus lecciones de torería y amor propio le encumbran como uno de los diestros sevillanos más destacados del siglo XX.
Fue un gran torero, amigo de sus amigos y como persona, una gran persona, cuando se retiró vivió una vida junto a su mujer e hijos, una vida muy metódica y siempre rodeado de amigos, amigos de verdad.


UNA IMPRUDENCIA.

En una reunión de toreros y aficionados antiguos se hablaba de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla,
fundada por Fernando VII, comentando algunos las ventajas que, en su concepto, había deportado el arte.
De allí han salido los mejores toreros, decía un aficionado; de allí agregó señalando a Cúchares salió este. De allí salí yo antes que ninguno dijo vivamente Juan Pastor “ El Barbero.”
Pero tú saliste por malo, aclaró Cúchares.
El caso es que salí de allí, concluyó “ El Barbero “ con imperturbable tranquilidad.
Y no hubo más que palabras porque Dios no quiso.



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